Evaluación Cualitativa

Evaluación Cualitativa

miércoles, 30 de noviembre de 2016

OBJETIVO DEL BLOG

El presente Blog, pretende facilitar un espacio que contenga información relacionada  a la evaluación cualitativa, con énfasis a la evaluación por medio de exposiciones orales.

Se espera no solo ser un contenedor de información, sino un puerto de continuo fluir de conocimientos, donde cada visitante pueda dejar constancia de su estadía, a través de un aporte, observación o un me gusta a los temas compartidos.

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Hablar de Evaluación, es pararles los pelos a los estudiantes.

Hablar de Evaluación, es pararles los pelos a los estudiantes.


Hablar de Evaluación es pararles los pelos a los estudiantes; como decíamos en la escuela, “ese examen que nos hizo el profe, hasta los pelos me paro”…. La evaluación siempre ha sido un tema mero complicado en todo proceso de aprendizaje.


A continuación una breve reflexión sobre la concepción de evaluación a la luz de la maestra Miriam González Pérez, del Centro de Estudios para Perfeccionamiento de la Educación Superior, Universidad de la Habana*.


La búsqueda de la excelencia en la educación superior es una exigencia actual que compromete a todos aquellos implicados en las tareas educativas y a todos los ámbitos, facetas y componentes del proceso de formación de los futuros profesionales.

La evaluación educativa y en particular, la del aprendizaje de los estudiantes, constituye en este contexto un tema de singular interés, por su importancia, complejidad y por la vigencia de numerosos problemas pendientes de solución.

Los desafíos a la educación superior que aparecen a las puertas del nuevo milenio argumentan las propuestas de transformaciones en la evaluación del aprendizaje, que llevan a cuestionarse concepciones y formas extraordinariamente asentadas en la práctica. En esta dirección, Eileen Moran Brown, Presidenta del Cambidge College, Nueva York, en sus interesantes reflexiones bajo el rubro de “¿Qué necesita la sociedad de la educación superior?” (1998) plantea que el cambio necesario de la educación superior “requerirá de un re-examen de sus dogmas centrales y sus vacas más sagradas”; y propone una reconceptualización de ideas básicas, tales como: “La idea de que hace falta un número de créditos para calificar un grado... La idea de que las pruebas y tests evalúan lo que saben los estudiantes y en lo que se están convirtiendo... La idea de que los promedios de notas particulares y grados son medidas bastante precisas de los resultados, productos o outputs de una institución” (p. 2).


La Evaluación puede tornarse, sino se sabe aplicar, en un obstáculo para el aprendizaje del estudiante, se puede decir que una de las causas de las insuficiencias latentes en los procesos de formación y superación de los profesionales que se llevan a cabo en las instituciones de educación superior puede encontrarse en la falta de una conciencia plena acerca del alcance de la evaluación, de sus funciones y de su aplicación. Asimismo, se revelan fallas en la organización y planificación de la evaluación, en las que en no pocas ocasiones se violenta la propia esencia del proceso docente-educativo, pues se subordina a la conveniencia o posibilidades circunstanciales de factores externos no precisamente académicos, como pueden ser los locales, el tamaño del grupo, el horario, períodos lectivos, entre otros.

Esta idea da base al propósito científico de reconstruir una concepción de la evaluación del aprendizaje desde la perspectiva teórica más general del desarrollo humano y de las metas que una sociedad determinada se plantea en la formación de las nuevas generaciones de profesionales, la misma que conduce a delinear y argumentar las características y condiciones de una evaluación formativa del aprendizaje.

Considero como  evaluación formativa o educativa aquella que coadyuva al desarrollo del estudiante en correspondencia con las regularidades esenciales del proceso de formación del individuo (de los estudiantes) y con las finalidades sociales que signan dicha formación en nuestra sociedad.

Tiene, en principio, entre sus rasgos:

-           Cumple funciones que posibilitan orientar y regular el proceso de enseñanza aprendizaje hacia los objetivos de formación, mediante el diagnóstico y valoración de los estados y progresos del estudiante y del proceso mismo de aprendizaje.

-           Promueve el desarrollo del estudiante. La aplicación de métodos genéticos de diagnóstico y evaluación de las propiedades psíquicas previstas en los objetivos, impulsa y favorece el proceso de su formación en el contexto de la enseñanza y permite establecer direcciones del desarrollo individual coherentes con objetivos socialmente relevantes.

-           Constituye objeto de aprendizaje, es decir, se aprende por el estudiante, como condición para el desarrollo de su autovaloración y autorregulación, que constituyen  formaciones psicológicas esenciales de todo profesional, previstas en los objetivos de la educación superior. El evaluado deviene en evaluador.

-           Se erige sobre el principio de la unidad de lo afectivo y lo cognitivo, explorando las vías que permitan valorar integralmente el aprendizaje de los estudiantes, de modo holístico y contextualizado.

-           Cumple las condiciones (relativas a finalidades, tipo de exigencias, formas de realización) que favorecen el desarrollo de valores esenciales como la honestidad, la responsabilidad, el colectivismo. Particularmente, la evaluación con carácter educativo, no propicia la aparición de “estrategias de supervivencia”, como pueden ser las conductas fraudulentas en los estudiantes, en tanto lo que exige y como lo exige tiene una significación social y un sentido personal pertinentes con los fines educativos que rigen su preparación profesional.

-           Regula u orienta al estudiante hacia la profundización en el estudio, mediante el desarrollo de su motivación, la conciencia de su importancia personal y social y la formación de estrategias de aprendizaje.

La propuesta, lleva consigo un replanteamiento, cuando menos, de varios aspectos centrales y básicos: la concepción de la evaluación y sus objetivos, el modo de concebir el aprendizaje -objeto de evaluación- y la relación evaluación aprendizaje.

Estos aspectos permiten enfatizar los vínculos de la evaluación del aprendizaje con las demandas de la sociedad en cuanto a la formación de los egresados, las bases o fundamentos que se derivan de la concepción del aprendizaje y sus implicaciones para la evaluación, así como las funciones de la evaluación, en especial la función regulativa de la evaluación sobre los sujetos del proceso de enseñanza aprendizaje. Todo ello repercute en las formas de planificar y realizar la evaluación.

La importancia y posibilidad de estudiar la génesis de las formaciones psicológicas del individuo durante su actividad vital, social; las relaciones que se dan entre la actividad externa e interna y las regularidades de transformación de una en otra; el principio de la unidad de lo afectivo y cognitivo; las relaciones que se dan entre el desarrollo y la enseñanza y en especial, el concepto de enseñanza desarrolladora y de zona de desarrollo próximo; son, entre otros, aspectos trascendentes para, sobre su base, abordar la evaluación del aprendizaje.

Los aportes de las corrientes socio críticas en la educación, en particular de la Pedagogía y de la Sociología, son significativos para la evaluación educativa y marcan el paso de las ideas más progresistas en este campo. Muchos de los planteamientos que se realizan desde esta perspectiva son coherentes con postulados del Enfoque Histórico Cultural, aun cuando estas corrientes han puesto, más énfasis en las críticas que en las soluciones, sin desconocer lo valioso de sus propuestas y la importancia del análisis crítico de la evaluación tradicional, cuyas características han develado de manera diáfana y argumentada.

Las ideas elaboradas desde estas perspectivas permiten reconocer que la evaluación del aprendizaje es un fenómeno multideterminado. Responde a necesidades económicas y sociales, institucionales, personales. Depende de las exigencias derivadas de dichas necesidades y de “los modelos a través de los cuales la pensamos” (Sacristán, 1993).

¿Qué se entiende por evaluación del aprendizaje? (concepción), ¿Para qué evaluar? (finalidades), ¿Qué evaluar? (objeto de la evaluación), ¿Quiénes evalúan? y ¿Quiénes deben conocer los resultados? (participación), ¿Cómo evaluar? (procedimientos, técnicas, medios), ¿Cuándo evaluar? (condiciones temporales y otras).

Las respuestas a estas interrogantes han sido y son diversas, evidencia de variadas concepciones y prácticas. En un plano conceptual sobresalen, de modo global, dos enfoques o paradigmas que se vinculan con los llamados enfoques cuantitativos y cualitativos de la evaluación.

El primero de corte tecnicista, eficientista, con base pragmática y positivista, preocupado por una objetividad y cientificidad basadas en la neutralidad de la evaluación y en la rigurosidad de las mediciones, y que ha predominado en la mayor parte del presente siglo.

El otro, como contrapartida del primero, de proyección “crítico social”, de corte hermenéutico, cualitativo, que busca el análisis a profundidad y destaca lo ideosincrático de la situación educativa y se esfuerza por mostrar y valorar las implicaciones sociales y personales de la evaluación y sus determinantes. 




 
 Fuente: http://www.monografias.com/trabajos91/herramientas-evaluar-enfoque-competencias/img4.png